domingo, febrero 26, 2006

Definitivamente, hay tanto que agradecer…


Antes que nada quiero pedirles disculpas por lo espaciado de mis escritos, han sido días de muchas cosas juntas. Como les conté anteriormente, viajé a Francia y aquí me encuentro, entre 1 y 5 grados de temperatura diarias, al principio sentí que me iba a morir, pero gracias a Dios que ya me he adaptado con la ropa adecuada y la emoción de todo lo que he visitado en sólo una semana de haber llegado…
Generalmente, cuando viajamos a Francia con mi esposo, lo primero que hacemos es visitar
El Santuario de la Virgen de Lourdes, donde siempre damos gracias a Dios y la Virgen por todas las bendiciones que nos han tocado, pedimos por toda la gente que conocemos y las que no también…
Pienso y estoy segura, de que lo que más necesita la gente hoy en día es paz interior, y a su vez es de lo que más carece el mundo… quizá suene cursi, pero es que he comprobado personalmente en mi vida y en quienes me rodean, que el éxito, los logros, la felicidad, la armonía, el respeto mutuo y el amor, sólo dependen de la paz interior que cada quien posea y sobre todo la capacidad de perdonar que tengamos… es imposible dar lo que no tenemos…
La experiencia de estar en la gruta de Lourdes, es infinitamente gratificante y espiritual. Todas las veces que he estado allí he tenido la misma sensación… al principio es lo imponente de la entrada, amplia, llena de jardines con flores, en todas las épocas, luego, encontrarse con la
Basílica y su cúpula perfectamente dorada y altísima… luego, por el lado derecho y pasando por unos arcos imponentes, se llega al vertedero del agua de la gruta, donde todos sus visitantes recogen el agua bendita, la toman, se impregnan de ella y posteriormente avanzan hasta el lugar de la aparición : La Gruta de Lourdes.
En ese momento, se hace el silencio, personas de todas las nacionalidades se reunen ahí para orar, pedir y agradecer… es una sensación inexplicable, que comienza con una opresión en el pecho, como si faltara el aire, luego se siente como todo el cuerpo se eriza y al final, brotan las lágrimas de los ojos sin saber por qué… Yo creo saber, es el encuentro con esa paz de la que les hablaba, ahí, en ese lugar, donde convergen tantas personas con una fe infinita, llenan el lugar de energía, esa energía que nos hace capaces de todo lo bueno, amar, perdonar, compartir, agradecer… es una experiencia única e inolvidable de la cual me siento privilegiada de poder vivir… Espero Dios les conceda la oportunidad de vivir esta experiencia o al menos estar lo más cerca posible de sentir algo semejante y así poder multiplicar este mensaje… La Paz…

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