jueves, octubre 12, 2006



CUANDO UN AMIGO SE VA...

Hay momentos en la vida que nos obligan a hacer un stop para revisarnos, sobre todo de como llevamos nuestras relaciones con los demás… lamentablemente en esta ocasión me tocó tener que despedirme para siempre de un gran amigo, del cual aprendí muchas cosas en el poco tiempo que compartimos, aunque la calidad del tiempo compartido fue mas que la cantidad, eso a veces te deja mas que años de relacionarse…
A consecuencia de esta despedida, redescubrí que la vida es muy efímera, que hay que vivirla consciente de que quizá sea el último día, dándole a cada segundo el valor que merece… dejando atrás los disgustos, los detalles tontos que a veces nos molestan, dejar de quejarnos y sencillamente dar lo mejor de cada uno, porque no sabemos cuando nos va a tocar partir…
Así fue el caso de mi amigo
Henry Biaggi, una persona que se destacó por su calidad humana sin límites… Un hombre recio de carácter y de voz, sin embargo su corazón albergaba humildad y sencillez… así lo manifestó la última noche antes de partir… Quizá su vocación de médico era consecuencia de esa necesidad imperiosa de ayudar al prójimo… Era todo un papá regañón y preocupado por el bienestar de quienes le rodeaban… con todos quienes he compartido la tristeza de su partida, sólo han tenido recuerdos de él imborrables por su dedicación especial y humana como médico y amigo…
Mi hija dentro de su tristeza me decía, que no se explicaba el por qué se iban las personas buenas de este mundo y no desaparecían las que causaban tanto daño a la sociedad… no tuve respuestas, solo decirle que las personas buenas partían antes, para dejarnos una enseñanza, un mensaje especial… en el caso de Henry, nos deja esa enseñanza de calidad humana, de ayuda al prójimo de manera incondicional…
El día que supe de su muerte, me encontraba trabajando con mis alumnos, ellos percibieron mi tristeza, se me acercó uno de ellos y me dijo sabiamente con sus escasos siete años de edad: -Profe, tranquila, la tristeza pasa con el tiempo-… Estoy consiente de que esa tristeza va a pasar, pero quedará el recuerdo de un amigo, con el cual compartimos momentos cruciales y del que nunca nos olvidaremos…

Cuando un amigo se va

queda un espacio vacío

que no lo puede llenar

la llegada de otro amigo.

Cuando un amigo se va

queda un tizón encendido

que no se puede apagar

ni con las aguas de un río.

Cuando un amigo se va

una estrella se ha perdido

la que ilumina el lugar

donde hay un niño dormido.

Cuando un amigo se va

se detienen los caminos

se empieza a revelar

el duende manso del vino.

Cuando un amigo se va

galopando su destino

empieza el alma a vibrar,

porque se llena de frío.

Cuando un amigo se va

queda un terreno baldío

que quiere el tiempo llenar

con las piedras del hastío.

Cuando un amigo se va

se queda un árbol caído

que ya no vuelve a brotar

porque el viento lo ha vencido.

Cuando un amigo se va

queda un espacio vacío

que no lo puede llenar

la llegada de otro amigo.

Alberto Cortés

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